domingo, 24 de enero de 2021

SHOJMARAMANKIMAN

 


SHOJMARAMANKIMAN.

 

Nos faltan ritos en este mundo moderno. -Elizabeth Mc Govern

 

Cuando sintió el cosquilleó de los pelos del cuy sobre su torso desnudo y mientras la viaja curandera repetía su letanía, la piel se le erizó inmediatamente. El rostro de la vieja se le figuraba un pellejo seco de cordero que su padre solía clavar en las paredes precisamente para que se seque, arreciaba el terror que le producía el cuy rodando por su cuerpo entre las manos de la anciana curanderaa. Con voz temblorosa, de ultratumba la viaja convenia a su espíritu volver: “Kutikallamuy Kaychoomi Jaynillayki” (1) mientras el cuy revoloteaba en su vientre de niño pávido sostenido de las extraduras por las rugosas manos de su padre.

 

Hace tres días mientras, durante la cosecha de maíz, aprovechando el descuido de su padre se había trepado a un coposo capulí, del que colgaban negros racimos de guindas que hacían del horizonte mas dulce. Rama a rama se fue subiendo y desde esa altura pudo observar las postrimerías del caserío de lo que un día sería el distrito de Acochaca. Distraído entre introducirse en la boca los jugosos frutos y observar a lo lejos el amarillar de los naranjos, pisó en el vacío; su metro y medio de humanidad en crecimiento dio en el piso pedregoso al pie del árbol.  Le salvó la vida el grito que lanzó al caer, pues inmediatamente la peonada abandonó el corte del maizal para acudir en su ayuda. El niño yacía el suelo pedregoso inconsciente, apenas cubierto con algunas ramas desprendidas por efectos de la caída. Lo airearon, los sacudieron, le frotaron el cuerpo con hierbas que las campesinas recomendaban, pero el niño no pudo recuperar la conciencia sino después de muchos intentos de reanimación.

 

Fue trasladado a Chacas en una kirma (2) improvisada con maderas del propio capulí. Fue colocado en su lecho y cuidó de él su madre por varios días, pero no hubo ninguna mejora en su voluntad de caminar. Adelgazó y fue perdiendo el empeño de hablar.

 

Su padre, hombre incrédulo en las feticherías del campo, a falta de un médico tuvo que admitir recurrir a una curandera. Ishiquita famosa por sus artes curativos, a través de brebajes y el Shojmacuy (3); llegó a la casa del enfermo con un cuy negro como la noche en un canasto para curar a Manuel del Mantzacay (4).

 

Increíblemente, don Lucho, al día siguiente pudo comprobar los efectos de la vieja práctica del Shojmacuy. Cuando amaneció, su hijo se levantó como cualquier día, saludó, tomó su desayuno y continuó con su vida.

 

Muchos años después, Manuel, ahora padre de una joven universitaria, veía que su joven hija asistía con responsabilidad a sus clases remotas durante la pandemia; sin embargo, notaba que su semblante desfallecía, al mismo tiempo que perdía peso inexplicablemente. “Kay mantzakasham kanga” (5), decía la abuela.  Entonces el padre rápidamente se remontó al recuerdo de aquella vez en la que un cuy le curó de sus males, gracias a las artes de doña Ishiquita.

 

Con mucho esfuerzo de indagación, obtuvo por fin el teléfono del curandero de Socos, don Tito. Llamo con cierto temor, de todos modos, se trataba de un hechicero, marco los nueve dígitos que le habían dado y esperó la respuesta al timbre del teléfono. Luego en unos segundos le contestó una voz de mujer: “Soy el profesor Manuel - dijo el signatario, necesito halar con don Tito”. “Kanan horaga don Tito jampicuykanmi” (6). “Dígale que necesito que shojme a mi hija que está asustada”; urgió el profesor. Después de un prolongado silencio la mujer tomo nuevamente el teléfono y dijo: “Profesor dice don Tito que deje su numero de teléfono, que en dos horas puede shojmar a su hija por Whatsapp”. Luego de un rato, terminada la llamada; el profesor sentenció:

 

¡Cómo la tecnología ha facilitado nuestras vidas, carajo!

 

 

(1)         Vuelve espíritu, vuelve.

(2)         Camilla

(3)         Rito especial para curar el “susto”. El “susto” y el “mal de ojo” son dos enfermedades culturales del pueblo andino, y como tales, su curación se logra con métodos andinos.

(4)         Susto

(5)         Ella debe haberse asustado.

(6)         En este momento don Tito está haciendo una curación.