Gracias
al empeño de Misael Noriega( Mishanco) , un gran señor, además un gran amigo,
quien hizo que conociera a Rodolfo López, con quien viaje a conocer esa tierra
andina, el de mis primeros pasos descalzos , han pasado tantos larguísimos
años, durante los cuales, mi tierra –CHACAS- a sufrido un cambio difícil de
creer. Por ello, ir a CHACAS, es ir a conocer de nuevo un pueblo ya con
pantalones largos, ya poco generoso, dueño de su propio destino. Son las 6.30
de la mañana del día 19 de mayo, Rodolfo, pone las llaves de contacto y pisa el
acelerador y arranca a conocer mi pueblo del que tenia el recuerdo. Iniciamos
una amena charla que nos llevó, hasta cerca Paramonga, donde un obligado
desayuno que es el deseado caldo de gallina, para luego, raudo partir hacia
nuestro destino; nos dan las tres de la tarde en Carhuaz, degustando el apetecible
helados de lúcuma, lo que nos sirve de refuerzo, al iniciar la cuesta de
Shilla, que es motivo de otra forma de conversación, que trata de explicar el
por que de esa interrupción para nuestra carretera.
Un choclito y un pedazo de queso, al
ingresar a la quebrada ULTA que es un lugar bien cuidado, incluso para las
necesidades fisiológicas. Lo que sigue, es el serpentear de una vía asfaltada,
trepando incontenible a la cima de lo que llamamos: Punta Olímpica. Rodolfo, mi
compañero de aventura , ataviado tan solo con una camisa de manga corta, a un
poco mas de 4,890 Msnm, entonces creí que en Chacas, hasta los hombres han cambiado hasta la fuerza y calor corporal
, para desafiar a la naturaleza. Esto me hizo sentir de nuevo pequeño, porque
sin conocerlo es sencillamente increíble. Disimule mi rostro compungido, y
algunas gruesas gotas rodaban por mi mejillas; no por algo triste, sino por lo
grande que son los chacasinos, para cambiar el rostro de un pueblo, que ayer no
mas era envidiable.
Rodolfo, mi compañero, martillaba mi
mente y mi silencio, preguntándome: quien podía imaginarse todo esto, en tiempos
actuales; la pregunta sin respuesta se repetía a cada instante, que significaba
como subir y bajar los andes vecinos. Recordé a muchos hombres y mujeres que
intentaron esa tarea, con solo la idea de una trocha que haría fatigable, pero
posible llegar a CHACAS con el traquetear de un vehículo cualquiera. Con sol en
la cumbre, en ambos LADOS DEL TUNEL, captando unas fotos para el recuerdo hacen
nuevamente mojarse mis mejillas, ya no por conocer el túnel, sino por si se
repetirá otro día de felicidad, quizá el lejano mundo del más allá lo impida.
Pero ya habíamos llegado a CHACAS, siendo las seis y 35 de la tarde, cuando el
sol era aun dueño de la inmensa plaza y los rojizos tejados de las pueblerinas
casonas.
Ese día tan esperado, con los pies
sobre una calle empedrada; ahora si, con zapatos. Rodolfo me deja en la puerta
de un lujoso Hostal ASUNCION de propiedad de mi compañero de promoción de la
querida escuela primaria 346. Es Zelinda, esposa de chamico (así lo llamábamos
a Zamuel Zaragoza Portella) y mi vecina en tiempos ya idos, como dice el
profesor Manuel Roca, en la calle que burlonamente lo llamaban WAYWASH CUESTA.
Primero un duchazo , como nunca lo había hecho en CHACAS, me hace sentir tan
grande , a la vez tan pequeño, recordando el poso de aguas turbias en el que
nos bañábamos, cuyo dueño Sadoc Amez, a veces nos cobraba algunos centavos ,
por eso, en ese lugar cuyo nombre ya no recuerdo; luego de un baño reparador ,
soy presa de una pesadas frazadas, sin percatarme que mi habitación contaba con
un aparato de televisión , lo que me dice: que en CHACAS ahora no existe nada
que podamos envidiar a las mejores ciudades, por eso me dije a mi mismo, que no
conocía CHACAS que casi AYERNOMAS, hace 30 años deje , sin imaginarme , lo
grande , lo bello y generoso que es, con su progreso que un sacerdote foráneo
lo entrego.
Como es mi costumbre, dejo las
sabanas y fracasadas a las cinco de la mañana, sin antes mover las cortinas de
la ventana, queriendo ver a algún orgulloso chacasino, cruzar la extensa plaza,
caminando a la chacra, o tal vez a un centro laboral, pero lo que vi fueron
carros, en las empedradas calles
circundantes a la PLAZA y uno que otro parroquiano. El alba se acerca, las
campanas de la iglesia, lanzan al viento su tañir, llamando al rezo del alba,
con la plegaria a Mama Ashu , por el día llevadero para los Chacasinos. 8 de la
mañana, Zelinda impone una ordenanza que debo cumplir; en su comedor privado,
donde espera una taza de un verdadero café con leche; unas gordas roscas; apetecibles
panes; una porción del riquísimo queso de fabricación cacera, que solo chamico
y su familia lo disfrutan. Como cuando antaño despachaba en la tienda de su Sr. Padre don
Daniel Zaragoza, chamico es siempre generoso y como tal, ordena que se me
repita, algo de lo que casi ha desaparecido del suculento desayuno, lo que
también había olvidado, lo acogedor que son las familias chacasinas.
Para seguir el hilo de nuestra
conversación pos desayuno, le cuento a chamico, yerno de doña Chawita, mi
vecina en Waywash cuesta, que en nuestro CHACAS soy un desconocido ,ya no hay
nadie a quien conozca, ni quien me conozca , analizamos ,a nuestro particular
modo, la composición poblacional del área urbana y “ descubrimos” que todos los
del pueblo son nuevos, los niños que fueron, son hoy propietarios de los bienes
que quedan en el perímetro de la plaza, eso si, que ya no esta ese viejo ciprés,
techo de muchos aventureros que , cada 15 de agosto, no solo hacían su tienda,
sino también su lecho de cuitas de fiesta grande. Terminada la tarea nutricional,
salir a cruzar la extensa plaza, rumbo a la refaccionada iglesia, para
presentar el saludo de rigor, a la patrono de todos- Nuestra Mama Ashu.
Terminado la tarea religiosa, Salí
de la iglesia en busca de Rodolfo mi
generoso compañero, a quien le pedí la molestia de ser un pasajero del retorno
hacia Lima, donde estaba anclado, junto a mis hermanos de mucho más edad que
yo. Teniendo la aceptación de Rodolfo, busque hacer algo ese día y se me
ilumino mi ya antigua mente, enrumbe hacia el gran Colegio Amauta Atusparia ,
en busca de alguien de mente clara, para seguir la charla que inicie con
chamico. Opte por el pretexto de hurgar algo en la biblioteca atusparina,
atendido por un gentil maestro, creo que debo decir profesor verdad? Soy o sigo
siendo ignorante en la materia; creo que habrá alguna diferencia entre ambos
vocablos. Pregunte por el Sr. Director, tratando de hablar con propiedad, en la
casa del saber; me respondieron que el Sr. Director se encontraba fuera del
colegio, realizando gestiones para llevar cabo los juegos deportivos de la
provincia .
El resto del día me sirvió para
hacer algunas gestiones en las oficinas del municipio provincial, cumpliendo órdenes
de las delicadas empleadas; una y otra vez y en uno y otro sitio, para lo mismo
y al Sr. Alcalde no se le encuentra por ninguna parte. Como ya es hora del
puntual ritual del comedor. Esta vez, es chamico quien “ordena” Para ocupar el
amplio comedor familiar, donde esperaban manjares que nadie, ni siguiera un
diabético como yo, puede negarse. Nuevamente, la ineludible conversación sobre
nuestro 346 , del que somos al parecer , los únicos sobrevivientes; hablamos de
nuestras costumbres alimenticias , de nuestras costumbres estudiantiles; y
demás cosas que nuevamente me recuerdan que chacas no es el que conocí en 1935,
como alguien lo dijo, que después de nacer en San Luis, tierra de santa madre,
llegue a Chacas, o cuando en 1950 deje
mi CHACAS , para emigrar hacia allá , a donde todos salíamos – Huaraz y
Lima , en mi caso, al Colegio Nacional La Libertad de Huaraz , donde solo
estudie dos años , de los mas duros, aunque no fui mal alumno en el glorioso
346 de CHACAS.
Hasta aquí, mi vivencia de dos días maravillosos,
conociendo mi tierra, del que tuve el recuerdo, pero no lo conocía. Esto
tampoco es una respuesta a un generoso e inmerecido homenaje que un Sr.
Director del Colegio me regala, realmente una pieza literaria de gran imaginación,
sugiriendo como actores a quienes forman parte de la familia Waywash Cunza. El
profesor Manuel Roca es pues dueño de una creación literaria costumbrista, que
solo lo hace alguien que no oculta su amor por su suelo, que algunos hemos
dejado porque luchamos en el tiempo, por la supervivencia familiar (primer
gobierno de A. García). Dice Manuel Roca:” Hace poco , una tarde soleada en la
plaza de CHACAS, tuve la ocasión de encontrarme con un viejo amigo que no lo
conocía, sin embargo, tuve la certeza que nos unía , una vieja amistad, cultivando
a través de la distancia y el tiempo, y sobre todo por el afán de querer a
CHACAS, se trata de don M.C.G., un apasionado enamorado de CHACAS…..de sus ojos
aguaitaban unas lagrimas reprimidas, cada vez que hablaba de CHACAS, de su
historia y sus protagonistas. Cada vez que llevaba el vaso de cerveza a mi boca,
ideaba y estimulaba mis ganas de recoger nuevamente el lápiz, para darle forma
a esta historia que escuche ya algunos años. De modo tal que esta nota es un
homenaje a mi querido amigo M.C.G... La historia creo yo es: COMO ESPANTAR UNA
COMADREJA.
Al margen de la generosa intención,
repito que la nota es una creación literaria costumbrista e imaginativa de un
profesor y como tal debe recibirse,
junto a las gracias a que estoy obligado. Todo esto, me recuerda a un Director
de tiempos idos del 346, cuyo pico de oro, pintaba poéticamente a CHACAS, su campo
(Camchas); sus bellas mujeres, así como sus bulliciosas fiestas pueblerinas:
(Tincu Pampa, San Martin; Carnavales) ese Director, don GUSTAVO CONROY CHENDA,
Galopaba siempre sobre sus floridos versos, y su blanco corcel, envidiado por
quienes solía imitarlo, y jamás pudieron.
En aquella seca conversación, tercia
Rodolfo López, abundando en elogios a Manuel y a este su compañero de viaje; En
la mente de los tres hablantes, flotaba algo que amenizaría la tertulia, y no
se por que, ninguno dejaba salir de sub-consiente, algo esperado; hasta que por
fin, alguien tomo valor y dijo: ¿podemos tomar una cerveza? Palabra que
despertó nuestra conciencia etílica lo que sirve también para hacer
interminable cualquier tema; Son las 5 de la tarde y estamos justo casi en la
puerta de la tienda que fuera de don Prospero Roca, abuelo del Director del colegio.
Con los efectos del licor, la conversación ya no es solo anecdótico, se torna
serio y comprometedor, quizá por el licor el “debate” parece que quisiera
cambiar el mundo; era una discusión sana y alturada, sobre las posiciones casi antagónicas,
privilegiado por la escucha paciente del otro, no hubo tiempo ni turno para
hablar todo es tan fluido y respetuoso, como que deba ser la postura de un
Director.
Nos venció la noche y la Sra. Que
expende el néctar de cebada se niega a seguir atendiendo. En esta larga y
animada conversación de casi ocho horas, entendí de nuevo y con más claridad,
lo gratísimo que es servir a CHACAS, aunque el impopular revanchismo asoma ya
su mirada en forma de corrupción, en el gobierno de un pueblo generoso, que en
algún momento dirá con contundencia: Basta Ya. El Sr. Director, acucioso
observador, me descubrió algo que creía tener oculto, mi sensibilidad de viejo
que se manifiesta con eso que llamamos lagrimas que mojan nuestras mejillas,
cuando ya no es imposible la fuerza viva, al pueblo de mis primeros pasos descalzos,
pienso no tener meritos para recibir homenajes, por solo ser mas viejo; porque para mi la vejes no es merito.
Acepto pues, con humildad y gratitud, a nombre de mi pequeña familia, el
recuerdo del mote de WAYWASH CUNZA.
Finalmente, llega el 22 de mayo,
cuando Rodolfo “indolente”, estaciona su carro a las 4 de la tarde, es cuando
el destino cruel, me empuja fuera del pueblo de mis primeras andanzas sin
zapatos, para rectoral al lugar donde mi familia ha adoptado como Patria para separarme
de chamco y Zelinda, es necesario un esfuerzo, casi sobrehumano, luego sentarme
en lo que corresponde al copiloto en la camioneta de Rodolfo, para dejar
nuevamente, ese nuevo CHACAS con toda su generosidad y algunos de su gente conocí,
con la alegría de quien conoce a un hermano, o recién conoce un padre. Rodolfo
arranca su 4x4 (palabra moderna), siendo las cuatro con quince minutos, sin
darme tiempo de pensar , si algún día de los pocos que me quedan, será de nuevo
la ocasión de conocer un nuevo CHACAS y sus cuatro barrios. La narración de mi
feliz estadía en CHACAS, sea mi homenaje a los profesores del Amauta Atusparia
en su 50 aniversario, En la persona de su director don Manuel Roca Falcón. Un
nuevo apretón de manos, termina este feliz y triste momento de la despedida.
Deseo sobre manera, cuando ya hayan transcurrido los años, alguien saque a luz
lo hablado, que es extenso y más importante, como comprometedor.