Cada vez que
entro a la sala y levanto el mentón veo un rostro deliberamente emblanquecido,
con una nariz aguileña que tal vez no tuvo, la trenza que descansa sobre la
espalda, el collar de oro ornando el menudo cuello que emerge ligero por entre
el lienzo verde del traje que quien sabe
nunca existió. Es la imagen de mi abuela Eulalia Saavedra pintada por algún pintor
desconocido de aquellos que pintaban novios recién casados suponiendo joyas,
vestidos y linajes como intentando
suplir lo que hacia falta para eternizarlos en la posteridad.
Mi abuela, fue
originaria de Ochco Colpa, un poblado de San Luis, donde crece el cactus que
produce las jugosas tunas. Desde allí, un recio peón a lomo de burro, cada temporada de
verano traía para la tía Rebeca, nuera de
mi difunta abuela, media docena de cestos de las preciadas tunas. Cada
vez que el recio peón pasaba airoso por Sequia
Calle* sabíamos que esos días el almuerzo tendría postre. En efecto en
la tarde una rolliza joven ingresaba a mi casa con un cesto de tunas, era el
envío generoso de la tía Rebeca.
De la condición de productor de tunas de Ochco
Colpa mi abuela heredó el mote de “Shuca
Pupu”** que tal vez nunca escuchó; pero, que con intensión de
denostarla algunas personas la zaherían secretamente con tal epíteto.
Pues, entonces
debo confesar; tal vez para beneplácito de mis muchos amigos sanluisino que a veces refunfuñan cuando bromeas por el bastón que usan como adminículo disuasivo, que tengo sangre saluisina. Chacas y San
Luis son dos pueblos cuyas rivalidades han dado lugar a que ambos aceleren su desarrollo como consecuencia de su competencia exacerbada. Cuando San Luis
se convirtió en provincia Chacas no se podía quedar, suplicó, lloró y llegó a
ser provincia; cuando Chacas consiguió colegio los saluisinos jamás vendrían a
estudiar al colegio de Chacas; entonces lloraron, suplicaron y gestionaron su
propio colegio. De esta rivalidad
irrenunciable de ambos pueblos tenemos muchas anécdotas; pero, solo quiero
contarles dos, que siempre han estado latentes en mi recuerdo desde niño.
Eran los años
en que teníamos una pequeña hidroeléctrica construida por la Confederación
Luterana para ambos pueblos, que fue instalada por los luterano holandeses, y que
conforme crecieron ambos pueblos su potencia ya no podía abastecer la demanda de
electricidad. De modo que la solución salomónica para que tuvieramos energía
eléctrica fue que el suministro fuera alternado: un día para Chacas y otro para
San Luis. Así permanecimos, resignados a la alternancia por un buen tiempo, hasta que una noche en que se celebraba una fiesta en Chacas, en medio de la parranda, la luz intempestivamente se fue. Al rato
llegó la noticia que una incursión de pobladores sanlusinos había consumado la sustracción todos los fusibles de la hidroeléctrica de Jambón y trasladado su sustración a San Luis dejandonos en tinieblas como venganza por una equivocación en la alternancia. Incursión, además, que
había sido encabezada por una chacasina, casada con un distinguido sanluisino, que huyó luego de la
sustracción hacia San Luis junto a sus seguidores y su preciado botín. De ese modo que nos quedamos sin luz por más de una semana hasta que
se aclararon los hechos y se dieron las disculpas correspondientes.
Otra ocasión
durante el mantenimiento de la carretera
Chacas Carhuaz trajeron un tanque de
combustible, que luego de los trabajos de mantenimiento quedó abandonado a la
vera de la carretera. A la sazón tenía San Luis, como adelantándose a los
tiempos, una subprefecta, quien viendo
la inutilidad de tener un tanque abandonado había previsto mejor destino en su
tierra, San Luis, para aquel tanque. Así que un día secundada por sus más
leales colaboradores trasmontó la Punta Olímpica en un vetusto volquete alemán
con la intensión de trasladar a San Luis el abandonado tanque. Mientras, en
Chacas enterados de lo que según ellos era una de intensión de latrocinio de la suprefecta; el alcalde y las autoridades en una especie de blitzkrieg,*** con una
capacidad de reacción inaudita, le
tendieron una barricada en la salida Chacas. De modo que cuando la subprefecta pasó e
intentó salir de Chacas se encontró con las autoridades detrás de la barricada
en estado de guerra. Así que no le quedó otra cosa que descargar el tanque en
el mercado de Chacas dónde con el tiempo se evaporó.
Este hecho le
dio nombre a una curva de carretera que está ubicada al otro lado de la
cordillera. El tío “Nene” (Ricardo Reyes) , un día
llevó una lata de "sapolín" y escribió, en una roca cerca de donde estuvo el
tanque, lo siguiente: “Tanque sua sanluisina, suprefecta chucra”****
y de ese inmortalizó el nombre de la curva como Tanque sua.
Chacas, 29 de junio de 2013.
* La calle de la asequia.
** Shuca: la espinilla de la tuna
; Pupú: ombligo
*** Guerra relámpago
**** Sanluisina ladrona de tanques, subprefecta flaca reseca.