domingo, 17 de abril de 2011

FEYUPATZA


Una mañana lluviosa fue el preludio de las elecciones municipales del año del perro. Los votantes como nunca eran conducidos casi en competencia por los camiones contratados por los candidatos, bajaban como borregos por la escalera improvisada para luego dirigirse al centro de votación por el camino fangoso. En esos tiempos en el Perú teníamos un emperador chino que si hubiera podido hacer una muralla como la legendaria  Muralla China, solamente para demostrar su poderío opresor, lo hubiera hecho. Claro era el año del perro en el calendario chino.
                Los personeros de los otros eran algo así como seres infectos porque pretendían derrocar el imperio del orden y la honradez. Pero igual habían personeros que se enfrentaban al poder siniestro que estaba por todos lados obsequiando frazadas en las noches, lampas en las chacras, víveres en las madrugadas; en fin era este el país del nunca jamás. Y el representante del emperador en estos lejanos reinos era el padrino de todos los críos que nacían, y el padrecito del pueblo no se abastecía rociando el agua bendita por la carita de cuanto ahijado le presentaba el señor alcalde.
                Pues para esas elecciones, de lejanas tierras llegó una personera de un partido llamado Acción Popular y se estableció en una mesa a vigilar los votos de su partido. Con su particular elocuencia y gentileza se ganó la confianza  de los miembros de mesa y del personero del emperador. Así, mientras los miembros de mesa se distraían una cédula era introducida en el ánfora por la simpática personera.
                Llegó la hora del almuerzo y a la señorita persona le trajeron una deliciosa vianda en una canasta cubierta de una servilleta pulcramente bordada con motivos floreados. Ella muy gentil se la cedió al personero del emperador quien prestamente se fue a un rincón a devorar el convite que nunca e vida había probado.  Mientras tanto la gentil personera iba atiborrado el ánfora de más cédulas con votitos secretos, porque obviamente el voto es secreto.
                Mas tarde, cuando el almuerzo se iba diluyendo en estomago y el aburrimiento iba haciendo mella en el ánimos de todos por falta de votantes algo imprevisto sucedió. Uno de los miembros de mesa empezó a convulsionar y retorcerse, mientras botaba espumarajos  por la boca y los ojos se le desorbitaban. Era víctima de un ataque de epilepsia.  Algunos asustadizos huyeron espantados, otros acudieron en su auxilio y la señorita personara libre de cualquier impedimento concluía la votación con más votitos secretos.
                Pasado el susto y concluido el tiempo de espera a los votantes se cerró la mesa de votación, se hizo el conteo, el escrutinio y todos los procedimientos que habían dispuesto los funcionarios del imperio. Oh! sorpresa en la única mesa que no había ganado el candidato a alcalde del emperador era en la mesa de la simpática  personera.
                Feyupazta (tierra maldita) es la enfermedad de la tierra, del susto cuyo efecto es la epilepsia, espero que la segunda vuelta no maldicione nuestra tierra eligiendo a la hija del engendro del mal, Fujimori, como presidente. 

1 comentario:

  1. La democracia en nuesttro pais queridos amigos es dejar hacer dejar pasar, es un pais en donde la corrupciòn alcanza niveles alarmantes principalmente en sus autoridades desde el presidente, ¿y que decirle a nuestros hijos? la cobarde frase "si claro es corrupto pero trabaja" "es genocida pero mato el terrorismo" ES TRAIDOR PERO cometio ese delito POR SALVAR SU VIDA (FIJIMORI), es ladròn pero nadie lo comprobo, que triste vida la que nos toca vivir por culpa de estos vandalos de la polìtica, es màs que seguro que nuestro querido pueblo elegira a la hija del rey de los delincuentes para coronarla y asi nos sigan destrosando el pais y libere a su papi, ademàs seguiran usando el dinero del estado para seguir educando a sus desendientes en colegios y univesidades extrangeras o tendran que hacer polladas para enmascarar toda la mala calaña de personas que son

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